Son los dedos de mis manos
los que pintan caricias a mi musa,
los que rozan la esbeltez
sobre el tobogán de su espalda,
deslizándose mi cordura
por el deseo derramado.
Son las pupilas de mis ojos
las que marcan la ruta de su cuerpo,
las que navegan por su vientre,
las que delinean sus curvas,
las que se pierden en su universo.
Es al paraíso de su cuerpo,
donde mis sueños se escapan,
cuando dibujo a Afrodita,
enredándome entre su pelo negro
y las fantasías de mis pensamientos.
Este poema se lo dedico a mi amigo bloguero, Demiurgo, quién ha tenido el detalle de regalarme sus preciosos dibujos, los cuales, con mi gratitud y admiración comparto en ésta entrada sus bellas creaciones junto al poema que yo también le regalo. Al lado de sus dibujos están las explicaciones que Demiurgo nos da sobre ellos.
Felicitaciones, amigo Demiurgo, por tus sensuales dibujos, que verdaderamente son arte. Mil gracias por tu preciosos regalos que atesoro en mi blog. Besos especiales.
Ella es una Freya de pelo negro,
tan oscuro como la noche,
como la bata que cubría,
que ocultaba su desnudez,
encarnada en piel trigueña.
Ella recolecta en una jaula
fantasías sensuales
que son su fuerza vital.
Ella está dispuesta a aparecer
ante quién la convoque,
tanto descalza como vestida
para mostrar su belleza turgente.